Eladio Dieste, ingeniero uruguayo, nació en 1917. Tras dedicarse a la construcción de puentes y al diseño de máquinas y grandes estructuras, en 1948 empezó a trabajar en revestimientos cerámicos para la arquitectura, en un intento de humanizarla. Obra tan singular como radical, todo el quehacer de Dieste se cimenta en una honda preocupación vital por buscar la belleza, ese atributo tan esquivo como necesario para la vida humana, mediante construcciones en las que prima el empleo racional de los materiales, de los recursos tecnológicos y, sobre todo, del trabajo y el esfuerzo humanos, fundamentales en su concepción del mundo; una mente libre que apuesta, en el contexto regional latinoamericano, por el uso de la inteligencia y la creatividad frente a la imposición desaforada de tecnologías importadas, lo que le ha llevado a construir sus propias máquinas, a usar con independencia los refinamientos de la técnica actual.
Eladio Dieste, ingeniero uruguayo, nació en 1917. Tras dedicarse a la construcción de puentes y al diseño de máquinas y grandes estructuras, en 1948 empezó a trabajar en revestimientos cerámicos para la arquitectura, en un intento de humanizarla. Obra tan singular como radical, todo el quehacer de Dieste se cimenta en una honda preocupación vital por buscar la belleza, ese atributo tan esquivo como necesario para la vida humana, mediante construcciones en las que prima el empleo racional de los materiales, de los recursos tecnológicos y, sobre todo, del trabajo y el esfuerzo humanos, fundamentales en su concepción del mundo; una mente libre que apuesta, en el contexto regional latinoamericano, por el uso de la inteligencia y la creatividad frente a la imposición desaforada de tecnologías importadas, lo que le ha llevado a construir sus propias máquinas, a usar con independencia los refinamientos de la técnica actual.
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